FARROVELLOS

Fue en carnaval. Como cada año volvimos a subir a la azotea a rebuscar ropa vieja que guardamos para disfrazarnos de farrovello. Al hacerlo, los recuerdos resurgen como cuando uno mira las fotos antigüas de la caja de puros. Alli, las mismas prendas no tienen arrugas, están nuevas y posan tiesas delante de la cámara, pero ahora son harapos con historia que vestimos sin reglas para transformarnos en un burlón que se ríe de los demás, de uno mismo y del pasado... es lo bueno de estas fiestas.